DANIEL BENSAID
APUESTA MELANCOLICA, LA
EL CUENCO DE PLATA
Páginas: 288
Formato:
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 978-987-4489-79-1
¿Crisis o fin de la políca?
Si la políca ya no fuera capaz de generar un claro en
el horizonte plomizo de su servidumbre codiana,
habría que temer que las clases oprimidas se alejen
efecvamente de ella por el lado malo, el de la
demagogia despolizada. Daniel Bensaïd
El fin del comunismo tuvo una fuerte repercusión en
la trayectoria intelectual y políca de Daniel Bensaïd,
[...] trató de discernir e interpretar los rasgos del nuevo
mundo que surgía y escrutó el horizonte a la búsqueda
de los indicios de una nueva resistencia. Enzo
Traverso, Melancolía de izquierda
* * *
La políca es ante todo asunto de espacio y de empo.
Así, cada época se define por las coordenadas
espaciales y temporales que se imponen a los hombres
y determinan su libertad de actuar. Ese es el punto de
parda de este ensayo, consagrado a la comprensión
de las condiciones en las cuales podemos aspirar a
cambiar el mundo.
¿A qué asismos en nuestros días? Los espacios de la
economía, la ecología, el derecho y la información se
solapan y se contraponen. Los empos de la
producción, la circulación y los mensajes se enredan y
se contradicen. En ese desajuste general, los puntos de
referencia familiares de la soberanía y la
representación se sustraen y las promesas de progreso
se oscurecen. Estas metamorfosis exigen una
redefinición de la escala y los ritmos de la acción
pública.
Suspendida entre el ya no más y el todavía no, la
época, desquiciada, experimenta una transformación
de los procedimientos belicosos. Contempla el
nacimiento de una nueva figura del extranjero. Y se
extravía frente al enigma geopolíco de la humanidad
europea. Actuar en la mayor cercanía con ese mundo
nuevo, sin las garanas ilusorias de la Providencia
divina, la Historia universal o la Ciencia omnipotente,
exige un sendo profano de la responsabilidad
indisociablemente éco y políco. Las cerdumbres de
la fe o la razón dejan paso a las incerdumbres
humanas del apostante melancólico, compañero de
juego de Pascal y Mallarme. Esa apuesta por los
posibles, contra el sendo único de lo real y la
resignación frente a sus restricciones, es melancólica,
en efecto, y no obstante necesaria.